Ordeno y mando. Amélie Nothomb




"¿Es una ventaja estar muerto?"







Nothomb, Amélie. Ordeno y mando.
Barcelona: Anagrama, 2010. 

Le fait du prince. Traducció de Sergi Pàmies.
Col·lecció Panorama de Narrativas, 744




 Què en diu la contraportada...
«Si un invitado muere repentinamente en su casa, sobre todo no avise a la policía», pontifica alguien en una cena, y Baptiste Bordave sigue más tarde el peculiar consejo cuando un misterioso personaje –Olaf Sildur, un multimillonario sueco– aparece en su casa y muere de forma fulminante en su salón. Y a partir de que Baptiste decide hacer pasar el cadáver del sueco por el suyo propio, se sumerge en una vida de ensueño, ocio y placeres en un oasis en forma de mansión de lujo y con gusto a champagne francés. Un oasis habitado por una belleza nórdica a la que Baptiste, que ahora es Olaf, llama Sigrid. Éste va a ser el escenario en el que se desarrollará una sorprendente historia de amor, con el trasfondo siembre sobrecogedor y fascinante de la usurpación de identidad, y el misterio de la muerte del verdadero Olaf Sildur. Porque, como dice Amélie Nothomb, “en la vida real, cuando alguien muere sin que se sepa quién ha cometido el crimen, lo interesante no es la resolución del misterio, sino la constante inquietud en que se hallan sumidos los personajes”.
Y descubriremos que nada es lo que parece en esta novela negra cuya atmósfera inquietante está cruzada por fuertes ramalazos de del humor cáustico que recorre toda la obra de la novelista belga. Pero Ordeno y mando es ante todo una fábula sobre la conquista de la libertad de un don nadie. De un hombre sin atributos del siglo XXI al que un día se le concede el deseo de empezar una nueva vida desde cero. ¿Quién no se desentendería del cadáver de ese doble que ha muerto ante nosotros a cambio de la vida soñada?.

 Com comença...
Si un invitado muere repentinamente en su casa, sobre todo no avise a la policía. Llame a un taxi y pídale que les lleve, a usted y a ese amigo que se siente indispuesto, al hospital. El fallecimiento no será certificado hasta llegar a urgencias y de ese modo podrá demostrar, con la ayuda de testigos, que el individuo en cuestión murió por el camino. Gracias lo cual, le dejarán en paz.

 Moments...
(Pàg. 10)
Es inevitable: más allá de los veinticinco años, cualquier reunión de seres humanos es una repetición.

(Pàg. 22)
(...) miré a Olaf, que yacía en el suelo, y comprendí que su irrupción cortaba mi vida en un antes y un después. El después llegaría a su debido tiempo. El antes me preocupó.

(Pàg. 23) 
¿Es una ventaja estar muerto?
La respuesta de Olaf habría sido apasionante pero, curiosamente, me planteé la pregunta a mí mismo: ¿es una ventaja hacerse pasar por muerto?

(Pàg. 44)
En la habitación de al lado descansaba la viuda de Olaf, Sigrid Sildur, que lo ignoraba todo de su propia viudedad y de la resurrección de su marido.

(Pàg. 47)
Al despertar, mantuve los ojos cerrados durante largo tiempo, saboreando la sensación de reposo excesivo en mi cuerpo.

(Pàg. 68)
¿Cómo había podido perder tantos años de mi vida en una ocupación de la que conservaba tan pocos recuerdos?

(Pàg. 73) 
Es mejor que la inacción, te libera la cabeza de la angustia. Las más hermosas ensoñaciones se producen en los trabajos más estúpidos. Este piloto automático no impide que la materia gris siga analizando la actividad de un modo jugoso; a la larga, aquella partitura musical de diez cifras se me hizo tan familiar que ya casi no necesité el teclado para escucharla.

(Pàg. 93)
En aquella villa de Versalles, en cambio, descubrí el sueño de los justos. Sin embargo, no existía ningún  motivo para pensar que yo fuera uno de ellos.

(Pàg. 147)
Las mentiras tienen un curioso poder: el que las inventa las obedece.

 Altres n'han dit...

 Enllaços:
Amélie Nothombquè en diu l'autoraescriptora de la qüotidianitatobra menor, sobredosi de coincidències, a la recerca de la identitat.

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