Condenada - Chuck Palahniuk




"¿No les preocupa el hecho de que morirse sea el pecado más grande que han podido cometer? "



Palahniuk, Chuck. Condenada. 
Barcelona:  Mondadori, 2013

Damned. Traducció de Javier Calvo.
Col·lecció Literatura Mondadori, 528  i


è Què en diu la contraportada...
¿Estás ahí, Satanás? Soy yo, Madison. Acabo de llegar aquí, al Infierno, pero no es culpa mía, salvo tal vez por el hecho de haberme muerto de una sobredosis de marihuana. Tal vez esté en el Infierno por ser gorda... Una auténtica foca. Si una puede ir al Infierno por tener la autoestima baja, entonces es por eso por lo que estoy aquí. Ojalá pudiera mentirte y decirte que estoy en los huesos y que soy rubia y tetuda. Pero, créeme, tengo mis razones para estar gorda.
Para empezar, déjame que me presente.

Hija de una estrella de cine narcisista y de un billonario, una Navidad Madison es abandonada en un internado suizo  mientras sus padres de dedican a impulsar sus nuevos proyectos y a adoptar huerfanitos. Entonces Madison muere por una sobredosis y lo siguiente que sabe es que está en el infierno rodeada de un variopinto grupo de jóvenes pecadores demasiado bueno para ser cierto: una animadora, un deportista, un empollón y un rockero punk. Unidos por el destino, Madison y sus colegas tendrán que atravesar el Desierto de Caspa y cruzar el Valle de los Pañales Desechables Usados para enfrentarse a Satanás en su ciudadela, y nada podrá detenerlos.

è Com comença...
¿Cómo puedo transmitir con fidelidad la sensación de estar muerta...?.
Sí, conozco la palabra transmitir. Estoy muerta, no soy retrasada mental.

è Moments...
(Pàg.7)
Creedme, estar ya muerta es mucho más fácil que el hecho en sí de morirse. Si eres capaz de ver mucha televisión, entonces estar muerto es pan comido. En realidad, ver televisión y navegar por internet son un entrenamiento perfecto para estar muerta.

(Pàg. 18)
En el Infierno eres tonto si crees que la gente va a desplegar unos niveles altos de sinceridad. Lo mismo para en la tierra.

(Pàg. 51)
¿Acaso los demás no tienen la sensación de que al morir han decepcionado a todo el mundo que alguna vez de molestó en quererlos? Después de todo el esfuerzo que hizo tanta gente para criarlos, alimentarlos y educarlos, ¿acaso ni Archer ni Leonard ni Babette experimentan una sensación espantosa de haberles fallado a sus seres querido? ¿No les preocupa el hecho de que morirse sea el pecado más grande que han podido cometer? ¿No se han planteado la posibilidad de que, al morir, cada uno de nosotros haya generado un dolor y una tristeza que ahora quienes nos sobreviven tienen que pasarse el resto de su vida sufriendo?

(Pàg. 86) 
- (...) No me puedo creer que en el Infierno no haya wifi...

(Pàg. 107)
(...) la mayoría de la gente se pone a tener hijos cuando se le empieza a agotar el entusiasmo por la vida. Los hijos nos permiten revisitar la emoción que antes nos producía, bueno... todo. Y al cabo de una generación son los nietos quienes nos vuelven a subir el entusiasmo. Reproducirse es una especie de inyección de moral para que sigamos amando la vida.

(Pàg. 110)
Creedme: la inmensa mayoría de los empleados de televenda que llaman a vuestra casa están muertos. Igual que casi todas las modelos porno de internet.

(Pàg. 134)
- Maddy -me preguntó mi padre-, ¿tú sabes de dónde vienen los niños?
En teoría sí. Yo entendía la guarrada aquella del óvulo y el esperma, además de todas esas metáforas antiguas que dicen que los bebés se encuentran debajo de las hojas de repollo o bien los traen las cigüeñas, pero sólo para forzar una situación obviamente incómoda, dije:
- ¿Los niños? Mamá, papá...-Inclinando la cabeza de una forma no carente de encanto, abrí mucho los ojos y dije-: Pero ¿no los trae el director de casting?

(Pàg. 170)
¿Estás ahí, Satanas? Soy yo, Madison. No es verdad que cuando te mueres te pase la vida por delante de los ojos. Por lo menos, no entera. Puedes tener el vislumbre de alguna parte, eso sí. Pero recordar otras secciones de tu vida te cuesta años y años. Esa, creo yo, es la función del Infierno: ser un lugar donde se recuerda. Más allá de eso, el propósito del Infierno no es tan olvidar los detalles de nuestra vida como perdonarlos.

(Pàg. 135)
En esta cacofonía que es el Infierno, la historia de la humanidad se fragmenta en forma de protestas individuales. Exigen sus derechos de nacimiento. Insisten en su inocencia horanda de cristianos o musulmanes o judíos. De filántropos o de médicos. De benefactores o mártires o estrellas de cine o activistas políticos.
En el Infierno, lo que nos atormenta es nuestro apego a una identidad fija.

(Pàg. 187)  
La verdad es que he muerto siendo preadolescente y que soy increíblemente ingenua y tonta... y he acabado en el Infierno, para siempre.

(Pàg. 253)
Si vais al Cielo, bravo. Pero si no, preguntad por mí. Lo único que hace que la tierra parezca un Infierno, o que el Infierno parezca un Infierno, es nuestra expectativa de que sea como el Cielo. La tierra es la tierra. Los muertos son muertos.

è Altres n'han dit...

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