Nos vemos allá arriba - Pierre Lemaitre




"(...) desde que había ganado la guerra, tenía la impresión de perderla un poco más cada día. "



Lemaitre, Pierre. Nos vemos allá arriba. 
Barcelona: Ediciones Salamandra, 2014

Au revoir là-haut. Traducció de José A. Soriano
Col·lecció Narrativa  i


è Què en diu la contraportada...
Galardonada con el Premio Goncourt, ensalzada por los críticos y convertida en un auténtico fenómeno editorial en Francia —donde ya ha superado el medio millón de ejemplares vendidos—, esta novela es un emocionante canto a la capacidad de superación del ser humano y, a la vez, un fresco y atrevido retrato de una sociedad descompuesta por uno de los más crueles inventos del hombre: la guerra.
En noviembre de 1918, tan sólo unos días antes del armisticio, el teniente d’Aulnay-Pradelle ordena una absurda ofensiva que culminará con los soldados Albert Maillard y Édouard Péricourt gravemente heridos, en un confuso y dramático incidente que ligará sus destinos inexorablemente. Édouard, de familia adinerada y con un talento excepcional para el dibujo, ha sufrido una horrible mutilación y se niega a reencontrarse con su padre  y su hermana. Albert, de origen humilde y carácter pusilánime, concilia el sueño abrazado a una cabeza de caballo de cartón y está dispuesto a lo indecible con tal de compensar a Édouard, a quien debe la vida. Y Pradelle, aristócrata venido a menos, cínico y mujeriego, está obsesionado con recuperar su estatus social. De regreso en París, los tres excombatientes se rebelarán contra una realidad que los condena a la miseria y al olvido. Así, Édouard pergeña una ingeniosísima estafa con el fin de vengarse de su progenitor, que siempre lo repudió por su sensibilidad y sus habilidades artísticas. De paso quiere ayudar al fiel Albert, cuyo prurito es huir a las antípodas para olvidar a Cécile, su amor perdido. Aunque tal vez el más ambicioso sea Pradelle, que sacudirá la conciencia de Francia entera mediante una monumental operación delictiva concebida para amasar una rápida fortuna. Los escollos son considerables, pero la voluntad de los tres parece infinita.
En una brillante fusión de literatura popular y alta literatura, Pierre Lemaitre ha creado una trepidante historia que progresa al ritmo de una trama detectivesca. Integrando con maestría elementos de géneros tan diversos como el relato de aventuras, el drama psicológico, la crónica social y política y el alegato antibélico, la narración es un derroche de humor, rabia y compasión que sin duda cautivará a todo tipo de lectores.

è Com comença...
Todos los que pensaban que aquella guerra acabaría pronto habían muerto hacía mucho tiempo. Precisamente a causa de la guerra. Asi que, en octubre, Albert recibió con bastante escepticismo los rumores sobre un armisticio. Les dio tanto crédito como a la propaganda del principio, que aseguraba, por ejemplo, que las balas de los boches eran tan blandas que se estrellaban contra los uniformes igual que peras pasadas, y provocaban las carcajadas de los regimientos franceses. En cuatro años, Albert había visto la tira de tipos muertos de risa por el impacto de una bala alemana.

è Moments...
(Pàg. 36)
(...)la gente puede perdonarlo todo, el dinero, el talento... pero la suerte, no eso es demasiado injusto.

(Pàg. 122)
En la buena sociedad, los héroes son como las mujeres guapas, siempre se necesita a unos cuantos. Y en una época en que era difícil encontrar hombre de su edad a quienes no les faltara al menos una mano o una pierna, cuando no ambas cosas, alguien como él resultaba bastante decorativo.

(Pàg. 187)
(...) la precariedad, los apuros son como el puritanismo o el feudalismo, nunca se pierden del todo, dejan su huella en las sucesivas generaciones.

(Pàg. 205)
Allí estaba, con el corazón desbocado en aquel vestíbulo tan alto como una catedral, con espejos muy bonitos, como todo lo demás, incluida una criada, una morena de pelo corto, qué preciosidad, Dios mío, qué labios, qué ojos, en casa de los ricos todo es bonito, se dijo Albert, hasta los pobres.

(Pàg. 241)
Esta vez no hubo lágrimas, ni malhumor ni malas caras. Se sentía insultado. Ninguneado por un insignificante contable en nombre del sacrosanto realismo. La eterna lucha entre artistas y burgueses se repetía; era, por razones no muy distintas, la misma guerra que perdió frente a su padre. Un artista es un soñador y, en consecuencia, un inútil. Édouard creía oír frases parecidas tas las palabras de Albert. Tanto ante el uno como ante el otro se sentía rebajado a la categoría de mantenido, de individuo improductivo dedicado a actividades fútiles. Se había mostrado paciente, didáctico, dialogante, pero había fracasado. Lo separaba de Albert, no un desacuerdo, sino una mentalidad. Su compañero le parecía mediocre, mezquino, carente de nervio, ambición y fantasía.
Albert Maillard no era más que una variante de Marcel Péricourt. Era como su padre, pero sin dinero. Aquellos dos hombres cargados de certezas anulaban lo más vivo que había en él, lo mataban.

(Pàg. 243) 
Sabía que de todo se recupera uno, pero desde que había ganado la guerra, tenía la impresión de perderla un poco más cada día.

(Pàg. 267)
Y lloró. Podría escribirse toda una historia sobre las lágrimas en la vida de Albert. Éstas, desesperadas, fluctuaban de la tristeza al terror según pensara en su vida o su futuro.

(Pàg. 355)
La escasez es aún peor que la miseria, porque en la indigencia es posible conserva la dignidad, mientras que la estrechez te conduce a la mezquindad, a la racanería, te vuelve tacaño, ruin; te envilece, porque frente a ella es imposible permanecer intacto, mantener el orgullo, el amor propio.

(Pàg. 437)
Durante el resto de su vida, siguió viendo la mirada de Édouard en el instante en que el coche lo lanzaba por los aires. Por mucho tiempo intentó interpretarla. Traslucía alegría, sí, y también alivio, pero algo más.
Y un día le vino por fin la palabra a la boca: gratitud.

è Altres n'han dit...
El vici de llegirRegina Irae, La medicina de Tongoy, Corominasijulián, Hermano cerdo.

è Enllaços:
Pierre Lemaitre, dos plans narratius, llibre carambola, novel·la grotesca, les màscares de Janco, els antiherois, tallers de reparació, els desastres, volen un monument als caiguts?, triïn el modelJoseph Merlin (tribut a Louis Guilloux).



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